16 de julio de 2015

Bachilleres Promoción 2015



Un curso más tenemos que despedir a una promoción de alumnos que, después de muchos años en el Liceo, y tras aprobar el Baccalauréat, empiezan una nueva etapa en su vida.




El pasado 22 de junio se celebró, en el salón de actos del liceo, la entrega de diplomas y banda conmemorativa a la Promoción 2015. Después de unas palabras del director, pudimos ver una pequeña presentación de fotos de los alumnos tomadas durante algunas actividades escolares en los últimos 15 años. Alejandra compartió un bonito texto que os dejamos más abajo. Y el acto acabó con una cena de despedida en el comedor del colegio, a la que asistieron los alumnos, las familias, el director y parte del equipo docente.

Les deseamos mucha suerte a los alumnos y esperamos que nos visiten alguna vez y nos cuenten su experiencia universitaria y profesional futura.

Parece mentira que este día haya llegado ya. ¿Cuántas veces habremos estado en el pasillo contemplando las orlas de cursos anteriores? Nos hacían vernos pequeños, por mucho que fuéramos creciendo, parecía que nunca íbamos a llegar. De vez en cuando pensábamos en el momento en el que nuestra orla estuviera ya, y los más pequeños harían lo mismo que nosotros hicimos en algún momento.
Todo empezó cuando éramos unos micos, en el Abrojo, que todavía recuerdo con cariño. Aunque fuera algo viejo y necesitáramos un cambio, aquello para nosotros era como un inmenso castillo del que nos sentíamos los dueños. Recorriendo los pasillos como si de un laberinto se tratara, descubriendo de vez en cuando un nuevo rincón. No había tiempo para aburrirse, siempre había algo que hacer, algún sitio al que ir que todavía no hubiésemos visto.
Allí, o ya en este colegio, hemos pasado unos años increíbles que dudo podamos olvidar con facilidad. Son un sinfín de recuerdos que forman parte de nosotros.
Somos conscientes de la infinidad de veces que nos hemos podido quejar, por unas u otras cosas, la comida del comedor, los horarios, los profesores, los exámenes demasiado largos..., cualquier cosa era una oportunidad para quejarse. Sin embargo, creo que hablo por todos si digo que ninguno de nosotros cambiaría ni un solo momento en este colegio, ¡y lo vamos a echar de menos!
Unos y otros llevamos en este colegio, más o menos tiempo, y hemos aprendido a ser una pequeña familia, a nuestra manera, con nuestras riñas absurdas (todos sabemos a las que nos referimos), pero ¿qué familia no discute? No sólo hemos aprendido a convivir entre nosotros, también ha llegado a haber un ambiente de confianza con los profesores, a los que agradecemos que hayan estado ahí en todo momento, cuando los hemos necesitado. ¿Qué haríamos sin los debates con María Cristina?, ¿sin Mutu que resolviera nuestras dudas?, ¿sin la paciencia de M. Andrèges intentando hacernos entender la filosofía? o ¿sin M. Maleville aconsejándonos sobre nuestro futuro? Han estado ahí, a pie de cañón, para enseñarnos lo que hiciera falta, costase más o menos. Mme Malville ha estado ahí explicándonos la física y la química, M. Naves, que Bac blanc tras Bac blanc ha logrado darnos la seguridad que nos hacía falta, Mme Vallée incansable buscándonos cosas diferentes para hacernos más ameno el libro del CNED, M. Troussard al que, estoy casi segura, hemos hecho batir su propio récord en cuanto a lo que explicar un tema se refiere, Conchi que nos ha empujado a superarnos, corriendo lo que jamás pensamos que llegaríamos a correr, y Remedios, recordándonos que no debíamos abandonar ninguna materia. Tampoco olvidemos a esos profesores que han formado parte de nuestra vida y que han dejado en ella su poso: la energía de Frédérique, Mme Castillo con su trabajo constante, Mme Lagreulet por su cariño, el increíble M. Morlec o el entusiasmo de M. Gaschet. Por eso queremos daros las gracias, porque no sólo nos habéis enseñado una materia, nos habéis hecho crecer.
Gracias también a M. Barna, Pilar, Nathalie, Irene, M. Rolland y Pedro, que nos han hecho las cosas más fáciles. Pero sobre todo, gracias a nuestros padres por brindarnos la oportunidad de estar aquí hoy, porque no sólo significa haber recibido una educación que nos diferenciará del resto en el futuro, significa ser bilingües, abrir los ojos a una cultura de una manera distinta, significa estar abiertos al mundo.
En resumen, estos años han sido una etapa en la que nos hemos formado, hemos crecido juntos, y hemos madurado en el Liceo. Y eso nos ha enseñado que somos capaces de fijarnos nuevos y ambiciosos objetivos que, con esfuerzo, somos capaces de lograr.
Alejandra 

¡Hasta siempre!


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